Este espejo tiene un gran valor sentimental para mí. Hace muuuuuuuuucho tiempo, se lo encontró mi padre y lo recogió. Desde entonces siempre estuvo en la casa de mis padres, hasta que me lo quedé yo. Se ve que es un espejo antiguo hecho a mano, pero con el tiempo perdió su glamour. Ahora vueleve a brillar con luz propia.
Como véis, tenía grietas, desconchones y el color se había vuelto muy feo. Lo primero que hice fue limpiar la pintura del espejo con gasolina y fijarlo bien. Después rellené los huecos y grietas con una masilla color nogal para madera (el color no importa, era la que tenía)
Una vez seca, lijé bien la superficie de la masilla y pinté todo el espejo de un dorado antiguo precioso.
El resultado es muy elegante. Desde luego que este espejo estará con nosotros siempre.
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