No sé en qué maldito momento pude llegar a la conclusión que tunear una silla sin tratar puede ser divertido.
Os cuento mi experiencia:
Adquirí dos sillas de Ikea, concretamente el modelo Ivar, por unos 40 € las dos. Las sillas son de madera de pino, muy robustas y cómodas. Tienen un respaldo bastante alto, cosa que agradecemos la gente larga como yo.
El embalaje fue algo sencillo, como se puede ver en las fotos.
Las instrucciones son claras, así que cada silla se monta en menos de diez minutos.
Compré un barniz satinado para madera, que empecé a aplicar con una brocha sobre la primera silla tras limpiarla.
¡¡CRASO ERROR!!
La silla viene sin tratar, pero sin tratar literalmente! Viene lijada de forma un tanto descuidada, por lo que primero hay que lijarla con un taco de grano finísimo, siempre en el sentido de la beta.
Me llevó mucho tiempo arreglar mi error, retirando la pintura lijando y volviendo a pintar.Bueno, de los errores se aprende.
Hay que tener mucho cuidado al aplicar el barniz, menos es más. Hay que extender muy bien, la capa debe ser muy fina.
Hay que tener a mano disolvente, para poder retirar las posibles manchas que pueda haber.
Tras un secado de 24 horas, apliqué la segunda capa. A ver, no ha quedado como de carpintería, pero estoy contenta. Para ser la primera, ha quedado muy bien.
Para que fuera aún más cómoda, la acompaño con un cojín para sillas también de Ikea, modelo Justina, que costó 3,99 €.
Para finalizar puse unos protectores de fieltro en las patas, para no rayar el suelo.
Para que podáis ver la diferencia, os adjunto esta foto:
Y así quedan, finalmente, en nuestra cocina:
Jajaja, me he partido de la risa leyendo la entrada. Pero mira, han quedado muy bien! ;-)
ResponderEliminarUn saludo